La actividad médica como tal no es de naturaleza peligrosa, porque procura preservar o salvar la vida de las personas no deteriorando la integridad física o mental de una persona. Sin embargo, dentro de esta actividad se presentan unos riesgos, pero los resultados desfavorables que perjudican al paciente, no siempre tienen que ser aceptados por el mismo. Toda vez, que los profesionales médicos o las entidades para las cuales prestan sus servicios pueden incurrir en responsabilidad médica civil extracontractual por la pasividad en la toma de decisiones, un errado diagnóstico, un mal procedimiento quirúrgico, unas condiciones deficientes de higiene o salubridad, etc. Además, el profesional podrá ser responsabilizado penalmente a título de culpa, cuando los resultados sobrepasen los riesgos permitidos por la falta al deber de cuidado por la imprudencia, la negligencia, la impericia o violación de reglamentos.